Yo escucho los cantos de viejas cadencias que los niños cantan cuando en corro juegan y vierten en coro sus almas, que suenan, cual vierten sus aguas las fuentes de piedra: con monotonías de risas eternas, que no son alegres, con lágrimas viejas
que no son amargas y dicen tristezas, tristezas de amores de antiguas leyendas. En los labios niños, las canciones llevan confusa la historia y clara la pena; como clara el agua lleva su conseja de viejos amores que nunca se cuentan.
Jugando, a la sombra de una plaza vieja, los niños cantaban... La fuente de piedra vertía su eterno cristal de leyenda.
Cantaban los niños canciones ingenuas, de un algo que pasa y que nunca llega: la historia confusa y clara la pena.
Seguía su cuento la fuente serena; borrada la historia, contaba la pena.
Las moscas Vosotras, las familiares, inevitables golosas, vosotras, moscas vulgares, me evocáis todas las cosas.
¡Oh, viejas moscas voraces como abejas en abril, viejas moscas pertinaces sobre mi calva infantil! ¡Moscas del primer hastío, en el salón familiar, las claras tardes de estío en que yo empecé a soñar!.
Y en la aborrecida escuela, raudas moscas divertidas, perseguidas por amor de lo que vuela -que todo es volar-, sonoras, rebotando en los cristales en los días otoñales... Moscas de todas las horas, de siempre... Moscas vulgares, de mi juventud dorada, de esta segunda inocencia que da en no creer en nada, de siempre... Moscas vulgares, que de puro familiares no tendréis digno cantor: yo sé que os habéis posado sobre el juguete encantado, sobre el librote cerrado, sobre la carta de amor, sobre los párpados yertos de los muertos.
Inevitables golosas, que ni labráis como abejas, ni brilláis cual mariposas; pequeñitas, revoltosas, vosotras, amigas viejas, me evocáis todas las cosas.
La Cigarra Y La Hormiga Cantando la Cigarra pasó el verano entero, sin hacer provisiones allá para el invierno; los fríos la obligaron a guardar el silencio y a acogerse al abrigo de su estrecho aposento.
Viose desproveída del precioso sustento: sin mosca, sin gusano, sin trigo, sin centeno.
Habitaba la Hormiga allí tabique en medio, y con mil expresiones de atención y respeto la dijo: «Doña Hormiga, pues que en vuestro granero sobran las provisiones para vuestro alimento, prestad alguna cosa con que viva este invierno esta triste Cigarra,que alegre en otro tiempo, nunca conoció el daño, nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme; que fielmente prometo pagaros con ganancias, por el nombre que tengo.
La codiciosa Hormiga respondió con denuedo, ocultando a la espalda las llaves del granero: «¡Yo prestar lo que gano con un trabajo inmenso! Dime, pues, holgazana, ¿Qué has hecho en el buen tiempo?»
«Yo, dijo la Cigarra, a todo pasajero cantaba alegremente, sin cesar ni un momento.»
«¡Hola! ¿conque cantabas cuando yo andaba al remo? Pues ahora, que yo como, baila, pese a tu cuerpo.».
En costa lejana y en mar de Pasión, dijimos adioses sin decir adiós. Y no fue verdad la alucinación. Ni tú la creíste ni la creo yo, «y es cierto y no es cierto» como en la canción. Que yendo hacia el Sur diciendo iba yo: «Vamos hacia el mar que devora al Sol». Y yendo hacia el Norte decía tu voz: «Vamos a ver juntos donde se hace el Sol». Ni por juego digas o exageración que nos separaron tierra y mar, que son ella, sueño y el alucinación.
Algunas veces encuentras en la vida una amistad especial: ese alguien que al entrar en tu vida la cambia por completo. Ese alguien que te hace reir sin cesar; ese alguien que te hace creer que en el mundo existen realmente cosas buenas. Ese alguien que te convence de que hay una puerta lista para que tú la abras. Esa es una amistad eterna...
Cuando estás triste y el mundo parece oscuro y vacío, esa amistad eterna levanta tu ánimo y hace que ese mundo oscuro y vacío de repente parezca brillante y pleno. Tu amistad eterna te ayuda en los momentos difíciles, tristes, y de gran confusión. Si te alejas, tu amistad eterna te sigue. Si pierdes el camino, tu amistad eterna te guía y te alegra. Tu amistad eterna te lleva de la mano y te dice que todo va a salir bien.
Si tú encuentras tal amistad te sientes feliz y lleno de gozo porque no tienes nada de qué preocuparte. Tienes una amistad para toda la vida, ya que una amistad eterna no tiene fin.
Madre, acaricie a sus niños. Padre, abrácelos firmemente. Permita que ellos sepan que los aman por la mañana, al mediodía, y por la noche.
Ponga sus brazos alrededor de ellos, sosténgalos cerca suyo, sienta el latir de sus corazones, la vida nueva que Usted hizo.
Ruede por el suelo con ellos, bromee, ría y juegue, escuche lo que tienen que decirle, ellos tienen mucho para contarle.
Tome tiempo para conocerlos, vea el color en sus ojos. Aprecie a esa persona tan profunda dentro de sus pequeñas mentiras.
Permita que corran sus dedos por sus cabellos, doble su cabeza, llene sus corazones con palabras de alabanza, haga de su hogar su lugar favorito.
Abrácelos estrechamente en el sofá y mire un programa de televisión, cante con ellos o comparta la lectura de un libro y ayúdelos a crecer en su mundo.
Tome un tiempo para caminar en el parque, sosténgase de la mano,
Poemas:
ResponderEliminarPegasos, lindos pegasos
Pegasos, lindos pegasos,
caballitos de madera...
Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.
En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.
¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!.
Los cantos de los niños
ResponderEliminarYo escucho los cantos de viejas cadencias
que los niños cantan cuando en corro juegan
y vierten en coro sus almas, que suenan,
cual vierten sus aguas las fuentes de piedra:
con monotonías de risas eternas,
que no son alegres, con lágrimas viejas
que no son amargas y dicen tristezas,
tristezas de amores de antiguas leyendas.
En los labios niños, las canciones llevan
confusa la historia y clara la pena;
como clara el agua lleva su conseja
de viejos amores que nunca se cuentan.
Jugando, a la sombra de una plaza vieja,
los niños cantaban...
La fuente de piedra vertía su eterno
cristal de leyenda.
Cantaban los niños canciones ingenuas,
de un algo que pasa y que nunca llega:
la historia confusa y clara la pena.
Seguía su cuento la fuente serena;
borrada la historia, contaba la pena.
Las moscas
ResponderEliminarVosotras, las familiares, inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares, me evocáis todas las cosas.
¡Oh, viejas moscas voraces como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío, en el salón familiar,
las claras tardes de estío en que yo empecé a soñar!.
Y en la aborrecida escuela, raudas moscas divertidas,
perseguidas por amor de lo que vuela
-que todo es volar-, sonoras, rebotando en los cristales
en los días otoñales... Moscas de todas las horas,
de siempre... Moscas vulgares, de mi juventud dorada,
de esta segunda inocencia que da en no creer en nada,
de siempre... Moscas vulgares, que de puro familiares
no tendréis digno cantor: yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado, sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos de los muertos.
Inevitables golosas, que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas; pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas, me evocáis todas las cosas.
La Cigarra Y La Hormiga
ResponderEliminarCantando la Cigarra pasó el verano entero,
sin hacer provisiones allá para el invierno;
los fríos la obligaron a guardar el silencio
y a acogerse al abrigo de su estrecho aposento.
Viose desproveída del precioso sustento:
sin mosca, sin gusano, sin trigo, sin centeno.
Habitaba la Hormiga allí tabique en medio,
y con mil expresiones de atención y respeto
la dijo: «Doña Hormiga, pues que en vuestro granero
sobran las provisiones para vuestro alimento,
prestad alguna cosa con que viva este invierno
esta triste Cigarra,que alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño, nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme; que fielmente prometo
pagaros con ganancias, por el nombre que tengo.
La codiciosa Hormiga respondió con denuedo,
ocultando a la espalda las llaves del granero:
«¡Yo prestar lo que gano con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana,
¿Qué has hecho en el buen tiempo?»
«Yo, dijo la Cigarra, a todo pasajero
cantaba alegremente, sin cesar ni un momento.»
«¡Hola! ¿conque cantabas cuando yo andaba al remo?
Pues ahora, que yo como, baila, pese a tu cuerpo.».
El Oso, la mona y el cerdo
ResponderEliminarUn oso, con que la vida
se ganaba un piamontés,
la no muy bien aprendida
danza ensayaba en dos pies.
Queriendo hacer de persona,
dijo a una mona: «¿Qué tal?»
Era perita la mona,
y respondióle: «Muy mal».
«Yo creo», replicó el oso,
«que me haces poco favor.
Pues ¿qué?, ¿mi aire no es garboso?
¿no hago el paso con primor?».
Estaba el cerdo presente,
y dijo: «¡Bravo! ¡Bien va!
Bailarín más excelente
no se ha visto, ni verá!».
Echó el oso, al oír esto,
sus cuentas allá entre sí,
y con ademán modesto
hubo de exclamar así:
«Cuando me desaprobaba
la mona, llegué a dudar;
mas ya que el cerdo me alaba,
muy mal debo de bailar».
Guarde para su regalo
esta sentencia el autor:
si el sabio no aprueba, ¡malo!
si el necio aplaude, ¡peor!.
Nunca una obra se acredita tanto de mala, como cuando la aplauden los necios
Este blog es genial no se compara con los demas tantas cosas que se pierden los demas
ResponderEliminarq buena idea la de la tia nancy podemos estudiar mucho aqui
ResponderEliminarEn costa lejana
ResponderEliminary en mar de Pasión,
dijimos adioses
sin decir adiós.
Y no fue verdad
la alucinación.
Ni tú la creíste
ni la creo yo,
«y es cierto y no es cierto»
como en la canción.
Que yendo hacia el Sur
diciendo iba yo:
«Vamos hacia el mar
que devora al Sol».
Y yendo hacia el Norte
decía tu voz:
«Vamos a ver juntos
donde se hace el Sol».
Ni por juego digas
o exageración
que nos separaron
tierra y mar, que son
ella, sueño y el
alucinación.
no se puede en las fracciones y muy bueno
ResponderEliminarbuenísimo esta genial :):):):):):)
ResponderEliminarahora con este blog podemos estudiar todo
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSi los niños viven con crítica
ResponderEliminarAprenden a condenar.
Si los niños viven con hostilidad
Aprenden a vivir luchando.
Si los niños viven el ridículo
Aprenden a ser tímidos.
Si los niños viven con vergüenza
Aprenden a sentirse culpables.
Si los niños viven con tolerancia
Aprenden a ser pacientes.
Si los niños viven con estímulo
Aprenden a confiar.
Si los niños viven con alabanza
Aprenden a apreciar.
Si los niños viven con honradez
Aprenden la justicia.
Si los niños viven con seguridad
Aprenden a tener fe.
Si los niños viven con aprobación
Aprenden autoestima.
Si los niños viven con aceptación y amistad
Aprenden a hallar amor en el mundo.
Algunas veces encuentras en la vida
ResponderEliminaruna amistad especial:
ese alguien que al entrar en tu vida
la cambia por completo.
Ese alguien que te hace reir sin cesar;
ese alguien que te hace creer que en el mundo
existen realmente cosas buenas.
Ese alguien que te convence
de que hay una puerta lista
para que tú la abras.
Esa es una amistad eterna...
Cuando estás triste
y el mundo parece oscuro y vacío,
esa amistad eterna levanta tu ánimo
y hace que ese mundo oscuro y vacío
de repente parezca brillante y pleno.
Tu amistad eterna te ayuda
en los momentos difíciles, tristes,
y de gran confusión.
Si te alejas,
tu amistad eterna te sigue.
Si pierdes el camino,
tu amistad eterna te guía y te alegra.
Tu amistad eterna te lleva de la mano
y te dice que todo va a salir bien.
Si tú encuentras tal amistad
te sientes feliz y lleno de gozo
porque no tienes nada de qué preocuparte.
Tienes una amistad para toda la vida,
ya que una amistad eterna no tiene fin.
las tres imagenes son porque no me decidia, pero ahorqa me decidi
ResponderEliminarMadre, acaricie a sus niños.
ResponderEliminarPadre, abrácelos firmemente.
Permita que ellos sepan que los aman
por la mañana, al mediodía, y por la noche.
Ponga sus brazos alrededor de ellos,
sosténgalos cerca suyo,
sienta el latir de sus corazones,
la vida nueva que Usted hizo.
Ruede por el suelo con ellos,
bromee, ría y juegue,
escuche lo que tienen que decirle,
ellos tienen mucho para contarle.
Tome tiempo para conocerlos,
vea el color en sus ojos.
Aprecie a esa persona tan profunda
dentro de sus pequeñas mentiras.
Permita que corran sus dedos por sus cabellos,
doble su cabeza,
llene sus corazones con palabras de alabanza,
haga de su hogar su lugar favorito.
Abrácelos estrechamente en el sofá
y mire un programa de televisión,
cante con ellos o comparta la lectura de un libro
y ayúdelos a crecer en su mundo.
Tome un tiempo para caminar en el parque,
sosténgase de la mano,
necesito nombres y autor
ResponderEliminarentienden
cristo s
buenisimo
ResponderEliminarbueno la tía es la mejor
ResponderEliminar